Mediados
de agosto, calor y fiestas populares por doquier en toda España.
Pueblos grandes y pequeños, se llenan de verbenas con gentes de todas
las edades. Y allí están ellas, bailando al son de esas canciones
populares que van desde la última de Shakira, hasta el pasodoble más
casposo de Manolo Escobar. Y todo ello moviéndose igual, no importa el
género o estilo musical, los pasos son los mismos: Brazos recogidos y un
pseudoaleteo como si de un pollo se tratase, un pasito con rebote hacia
delante y ligero giro con la cadera, paso de vuelta atrás con rebote, y
repetición con la otra pierna.
¿Y
de dónde viene este movimiento que vale tanto para un pasodoble como
para un rock and roll?, sin ser ni antropólogo ni adivino, se sabe que
la persona culpable responde a las siglas M.J., pero que para nada tiene
que ver con Michael Jackson. Consiguió el éxito en todo el país hará
unos 30 años, con su canción y su “danza” se convirtió en un mito, y se
retiró para ser la reina del Manhattan del Mediterráneo. Y es que Maria
Jesús y su “baile de los pajaritos”, es a Benidorm y sus jubilados lo
que Elvis Presley era a Las Vegas.
Pero
volvamos a las protagonistas, a esas señoras que interpretan el baile.
“Son auténticas”, me decía un día Rosa en medio de una risa
entrecortada, al ver a un grupo de ellas pasar a su velocidad de desfile
de legionario español, y hablar al mismo tiempo. Me lo decía desde la
inocencia de sus ojos extranjeros, la misma inocencia que producto de
los tópicos, la hacía pensar antes de venir a España, que aquí las
mujeres iban a comprar el pan en traje de faralaes. Vamos que sólo le
faltaba que el dependiente de turno le atendiese con chaqueta torera y
sombrero cordobés, diciendo “¿que te apetese mi aarrrma?”.
Esas
señoras de cierta edad, son tan características y propias de aquí que
se las debería dar denominación de origen. Porque Rosa tenía razón, son
auténticas. Y me puse a pensar en todas sus peculiaridades: Sus paseos
matinales a toda caña en grupos donde el silencio apenas existe, ya que
casi siempre tiene que haber al menos una hablando al mismo tiempo. Su
habilidad para convertir una conversación clienta-dependienta en un
debate multitudinario. Su peinado a lo Almodóvar, corto de serie con su
inconfundible “cardado alcachofa”, etc.
Me
puse a mirar en Internet, y vi registrados muchos de sus modismos y
estilismos, dignos de ser copiados por la mismísima Lady Gaga. Y es que
tienen hasta sus grupos de fans en facebook, o sus propias páginas web
sobre el fenómeno.
Así fui anotando -y alguno más añadí- los que más gracia me hicieron, y que incluso ya degeneraban en lo absurdo:
Señoras que dicen "almóndiga", "cocreta" y "mondarina".
Señoras que dicen "Intenné".
Señoras que hacen ruido al besarte y te dejan pitando un oído.
Señoras que discuten para ver quien está más enferma.
Señoras que dicen "Yo no digo ná…", y luego lo dicen.
Señoras que mojan el pañuelo con su saliva y te limpian la cara.
Señoras que gritan a los extranjeros porque piensan que así les entienden.
Señoras que te van empujando y dicen “los jóvenes no tenéis educación”.
Señoras de pueblo que te preguntan “¿Y tú de quien eres?” porque necesitan desesperadamente saber tu parentesco.
Señoras que bailan juntas pasodobles en fiestas de pueblo.
Señoras que para abanicarse tienen que golpearse las tetas.
Señoras que dicen en las noticias, que su vecino asesino “siempre saludaba”.
Señoras que sacan una silla a la calle “al fresco”, y se montan su propio Sálvame Deluxe.
Señoras que producen un eclipse solar cuando tienden las bragas.
Señoras que creen que las bolas chinas son rosarios.
Señoras que siguen todos los consejos de "Saber vivir" y ahora son Inmortales.
Señoras que no cantan alto en misa por miedo a Ramoncín y la SGAE.
Señoras que se maquillan con la escopeta de Homer Simpson.
Y
es que podríamos seguir, porque seguro que a más de uno de vosotros se
le ocurre algún tópico, ya sea en forma de “Señoras que” o contando sin
más como son. ¿Os atrevéis con alguno?
Jose Antonio Rodríguez Clemente
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