Cuando
eres pequeño una de las primeras cosas que aprendes es a soñar, a
estimular la imaginación, donde los juegos desarrollan un papel
fundamental. Luego al hacerte mayor, algunos se van quedando por el
camino, para dejar paso a otros o porque simplemente al hacerte mayor,
te haces consciente de que esos sueños son una utopía.
Yo
soy de una generación, que hunde sus raíces en los 80: el PSOE y el
cambio, la movida madrileña, el Rock & Ríos, la medalla de plata de
baloncesto en los Ángeles 84,… y el mundial del 82 en España con su
ínclita mascota Naranjito. En aquella época, para los que nos gusta el
deporte, llegar a una final era todo un logro y los éxitos se contaban
con los dedos de una mano. El fútbol era el deporte rey, y a veces el
único que se difundía, soñábamos con ser campeones, pero éramos
conscientes que era poco menos que imposible.
Dicen del Fútbol que es la cosa más importante, de las cosas que no son importantes. Y he aquí que, durante un mes como por arte de magia, ha llegado a ser la más importante por razones deportivas, y sociales.
Empezando
por las deportivas, dicen que el Boom del deporte español fue a partir
de los juegos olímpicos de Barcelona 92 y la importancia que tuvo el
plan ADO en la ayuda al desarrollo de los deportistas españoles. Yo boom
como tal lo cifraría hace 11 años, cuando se ganaron los mundiales de
Baloncesto y Fútbol en categorías júnior. A partir de ahí, en esta época
nos acostumbramos a ganar, en tenis (4 copas davis, wimbledon, roland
garros, open de Australia), ciclismo (5 tours 1 Giro y unas cuantas
vueltas), baloncesto (mundial y campeonato de Europa), campeonatos del
mundo de motociclismo, etc. incluso hasta deportes donde antes no había
nadie como la Fórmula 1.
Ha
sido una década gloriosa, donde pasamos de rondar la gloria y de vez en
cuando tocarla, a abrir las puertas de par en par. De envidiar a los
demás, a ser envidiados por todo el mundo.
Pero
como en toda película épica faltaba el colofón, el gran final, y este
llegó el pasado 11 de Julio. Tantas veces dándonos de bruces contra la
realidad en forma de penaltis, de árbitros egipcios, de codazos
italianos… quedaban atrás de un plumazo. El sueño se hacía realidad:
España era Campeona del Mundo de Fútbol.
Y
entonces las razones sociales de porqué fue la cosa más importante, y
que ya se venían manifestando a lo largo del campeonato, llegaron a su
clímax. La gente en un éxtasis sin igual se lanzó a la calle a
celebrarlo, y convertir en normal lo que algunos, especialmente
políticos que viven de sembrar el enfrentamiento, habían tratado de
impedir.
Porque
la gente se lanzó a las calles a expresar lo que sentía, su felicidad y
su orgullo por ser españoles, sí españoles, más que a algunos les pese y
quieran que se sientan avergonzados por ello, tachando por ejemplo de
facha a cualquier español que lleve una bandera de su país. Así pues,
como ya durante el campeonato, nunca se vieron tantas banderas de España
en este país, camisetas de la selección, etc. Y para colmo y
sufrimiento de ellos, el cántico: “Yo soy español, español, español”. Y
todo esto en todas las partes de España. Sí, todas. Incluso donde los
intolerantes tienen más poder como Bilbao o Barcelona, cosa impensable
en otras circunstancias.
Pero
lo mejor es que esto no quedaba ahí, basta echar un vistazo a las
imágenes de las celebraciones, y para los más miopes a las del barrio
madrileño de Lavapies, para darse cuenta que esto no quedaba solo en los
nacidos aquí. En la nueva realidad en la que vivimos, parecía
trasladarse a toda España aquella frase de un anuncio de Madrid, donde
decía “si vienes a Madrid eres de Madrid”. Y así si ya formaban parte de
nuestra sociedad a todos los efectos, este no iba a ser menos y tomaban
parte de las celebraciones como uno más.
Y
aún había más, el éxito deportivo y el cómo se ha conseguido, con un
juego lleno de belleza, calidad, fair play, sentimiento de equipo, y
otras cualidades, hace que si ya España en el resto del mundo tiene una
imagen que podríamos calificar de alegre y simpática, como la puede
tener por ejemplo Brasil, con este éxito se ha hecho aún más popular. Y
esto literalmente vende. Tanto es así, que hay estudios que demuestran
que el PIB de una nación que gana un mundial de fútbol sube de manera
significativa tras la consecución de este. Lo cual, y más en la
situación en la que estamos, siempre es bienvenido.
Curioso
que algo tan simple y muchas veces denostado como el Fútbol, haya hecho
más por la unidad de este país que toda esa pléyade de políticos que
viven de nosotros. Pero en realidad no es tan sorprendente. Para los que
desprecian el valor del deporte, les recomendaría leyesen “El Factor
Humano” de John Carlin, donde demuestra el papel que tuvo el rugby y
como lo usó Mandela para evitar una guerra civil y unificar a toda una
nación.
Gracias por hacernos tan Felices
Jose Antonio Rodríguez Clemente
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