viernes, 2 de diciembre de 2011

Dos gotas en el mar (21 de noviembre de 2011)

Mi vida siempre fue un ir de aquí para allá, nada fijo, nada estable, sin patria, ni bandera, ni rey. Un barco en medio del mar sin puerto fijo donde arribar, solo en medio de la tempestad, que la vida de vez en cuando me ofrecía.

No voy a negar que, algún camino encontré, pero antes de que pudiese echar raíces partía en busca de otros mares. Lo reconozco, sentar la cabeza no fue lo mio, y alguna vez perdí el norte de mi rumbo.

Así me encontraba cuanto te conocí. Era un sábado cualquiera, Madrid, un bar como podría haber sido otro. Almas perdidas en la ciudad, en medio de un mar de gente. El mar siempre el mar, siempre la inmensidad.

Y allí, en medio de la multitud, nos cruzamos tú y yo, como dos gotas de agua. Dos gotas de agua que en ese mar se encontraron, y al chocar, despertaron a ese corazón que llevaban dentro. El mundo se paró, y allí comenzó nuestra historia.

Soledades encontradas, caminos cruzados que encontraron su destino, su sentido, su fin. Te convertiste en mi musa, mi inspiración, y hiciste que el amor que brotaba de tus caricias se convirtiese en la banda sonora de nuestras vidas. Un remanso de paz, un puerto fijo donde recalar, una casa, un hogar.

Y aún hoy cuando miro hacia atrás me pregunto que habría sido de mi vida sin ti. A merced de un viento cambiante, de un destino caprichoso que jugase conmigo como un juguete roto. Por eso al volver al presente lo valoro. Porque cuesta una vida encontrar tu sitio, y sólo un segundo perderlo.

Jose Antonio Rodríguez Clemente

Los Paraísos Perdidos (24 de septiembre de 2011)

Según nos vamos haciendo mayores miramos al pasado con ternura, mitificamos lo bueno, y olvidamos lo malo. Nuestra vida va produciendo recuerdos que disfrutamos como el café, reposadamente. Son los Paraísos perdidos, aquellos lugares, amigos, amores…

Esos colores, sabores, besos, objetos, olores… forman parte de historias que con el tiempo pasan a anécdota primero y a mito después. “¿Recuerdas aquella vez? ¿y como era?”, son típicos en las reuniones con nuestros amigos, donde revivimos esos momentos con una sonrisa cuando menos, y una carcajada en el que más. A veces, ya ni recordamos como realmente eran, sino como contábamos que eran.

Con el paso del tiempo, se va perdiendo empuje, energía, y los días se van volviendo más monótonos, y es entonces cuando añoramos ese pasado donde cada día era fresco y nuevo. A fin de cuentas, siempre que uno llega a un callejón sin salida acaba mirando hacia atrás.

Pero no es justo, sentimos melancolía porque olvidamos las estrecheces, las penurias o los fracasos amorosos. Cosas que también forman parte de él, y que nos alegramos de haber dejado atrás.

Recordamos los momentos álgidos, pero olvidamos los bajos. Curioso, nos pasamos la vida buscando encontrar el término medio, la estabilidad, la tranquilidad, y cuando lo encontramos acabamos añorando el tiempo cuando no lo teníamos.

Jose Antonio Rodríguez Clemente

El Sabor de Los Sueños (22 de octubre de 2010)

De nuevo me volvió a ocurrir, y me dejó ese regusto en la boca como si todavía estuviera inmerso en lo que acababa de vivir, bueno, en lo que sentí que vivía.

Fue un sueño, sólo eso, pero mientras estaba en él, éste era la realidad, y la realidad no existía. En él, yo estaba en el garaje de mi piso, al lado de un coche que se supone era el mío, y me encontraba en una situación donde había salido hacía poco tiempo de una relación, que no me había dejado precisamente un buen recuerdo.

Como si de una obra de Teatro se tratase, este era mi escenario y a partir de ahí la realidad del sueño me sorprendía y tenía que actuar: “¡Acción!”. Me aparece una chica, la cual a diferencia de lo que suele ser normal en los sueños, la puedo definir perfectamente: Morena de pelo largo y liso, cara ovalada, de rasgos suaves, de unos veintipocos años, y  aproximadamente entre 1.65 y 1.69m de altura. LLevaba un abrigo corto tipo anorak azul marino o negro, sobre una camisa blanca y unos vaqueros, y una mochila de color azul claro. Lo más curioso del caso es que aunque le puedo ver la cara perfectamente, esa persona no es nadie que exista en el mundo real. Mi imaginación, o mejor dicho mi sueño, me pintaba perfectamente una persona que fuera del sueño no existe.

La chica entraba en el garaje de mi edificio, y se dirigía hacia mi con la alegría de una colegiala que se va de excursión, de hecho para eso habíamos quedado para irnos en mi coche. Mi mente, como si de repente me iluminase una idea, me indicaba que ella era mi novia, una novia con la que debía haber empezado hacía poco. Mi primer sentimiento era de rechazo, ante esta situación impuesta, como diciendo ¿y esta tía quién es, qué hace?.

La chica se acercó y me dio el típico pico de saludo, y lo que más me llamaba la atención era la alegría tranquila que desprendía, lo a gusto que se la notaba estaba conmigo, y la buena predisposición que tenía, como haciendo verdadero aquello que alguna vez leí de que “a medida que una mujer se aproxima a los treinta, sus hormonas empiezan a cambiar y ya no es tan acomodaticia”. Es ahí cuando imbuido en esta realidad, sin que existiera la verdadera, cambia mi opinión como diciendo “esto es lo que me toca vivir, ¿porqué rechazarlo y no disfrutar y vivirlo solo porque ella sea tan joven?” El sueño no es que diera para mucho más como historia, pero sí los sentimientos que –valga la redundancia- sentía: Estaba a gusto, sobre todo por lo que transmitía, ya fuera por su belleza, su alegría, su predisposición, ese estar juntos, o supongo… que un poco de todo.

Y desperté. Volviendo de repente a la realidad y con el regusto de las emociones que el sueño me había proporcionado, con el regusto de esos sentimientos. Como en aquella escena de Trainspotting donde llevan al protagonista en una alfombra porque ha sufrido una sobredosis, y se ve como éste está como en otro mundo, con su música de fondo, hasta que de repente la inyección de turno le devuelve de golpe a este mundo.

Cuando tomé conciencia de la verdadera realidad, me pregunté el porqué del sueño. En principio no parecía responder a ninguna forma de expresar la realidad, que es lo que los sueños suelen ser, ni la chica existía. Descubrí que el origen, simplemente era algo que había visto. Había alquilado ese mismo día una película, antes de la cual había visto el trailer de otra, “Perdona si te llamo amor”, basada en el libro homónimo de Federico Moccia.

Pero eso no cambiaba nada, la razón ya daba igual, lo importante eran las sensaciones vividas. Y es que es curioso como a veces sumergidos en el mundo de los sueños, vivimos algo tan intensamente que luego al despertar todavía sigue con nosotros, y si de las pesadillas nos alegramos de escapar, con los sueños buenos e intensos volvemos a tratar de vivirlos, ya sea para tratar de entenderlos o porque en el caso más extremo, lamentamos habernos despertado de él.

Jose Antonio Rodríguez Clemente

Señoras Made in Spain (26 de agosto de 2010)

Mediados de agosto, calor y fiestas populares por doquier en toda España. Pueblos grandes y pequeños, se llenan de verbenas con gentes de todas las edades. Y allí están ellas, bailando al son de esas canciones populares que van desde la última de Shakira, hasta el pasodoble más casposo de Manolo Escobar. Y todo ello moviéndose igual, no importa el género o estilo musical, los pasos son los mismos: Brazos recogidos y un pseudoaleteo como si de un pollo se tratase, un pasito con rebote hacia delante y ligero giro con la cadera, paso de vuelta atrás con rebote, y repetición con la otra pierna.

¿Y de dónde viene este movimiento que vale tanto para un pasodoble como para un rock and roll?, sin ser ni antropólogo ni adivino, se sabe que la persona culpable responde a las siglas M.J., pero que para nada tiene que ver con Michael Jackson. Consiguió el éxito en todo el país hará unos 30 años, con su canción y su “danza” se convirtió en un mito, y  se retiró para ser la reina del Manhattan del Mediterráneo. Y es que Maria Jesús y su “baile de los pajaritos”, es a Benidorm y sus jubilados lo que Elvis Presley era a Las Vegas.

Pero volvamos a las protagonistas, a esas señoras que interpretan el baile. “Son auténticas”, me decía un día Rosa en medio de una risa entrecortada, al ver a un grupo de ellas pasar a su velocidad de desfile de legionario español, y hablar al mismo tiempo. Me lo decía desde la inocencia de sus ojos extranjeros, la misma inocencia que producto de los tópicos, la hacía pensar antes de venir a España, que aquí las mujeres iban a comprar el pan en traje de faralaes. Vamos que sólo le faltaba que el dependiente de turno le atendiese con chaqueta torera y sombrero cordobés, diciendo “¿que te apetese mi aarrrma?”.

Esas señoras de cierta edad, son tan características y propias de aquí que se las debería dar denominación de origen. Porque Rosa tenía razón, son auténticas. Y me puse a pensar en todas sus peculiaridades: Sus paseos matinales a toda caña en grupos donde el silencio apenas existe, ya que casi siempre tiene que haber al menos una hablando al mismo tiempo. Su habilidad para convertir una conversación clienta-dependienta en un debate multitudinario. Su peinado a lo Almodóvar, corto de serie con su inconfundible “cardado alcachofa”, etc.

Me puse a mirar en Internet, y vi registrados muchos de sus modismos y estilismos, dignos de ser copiados por la mismísima Lady Gaga. Y es que tienen hasta sus grupos de fans en facebook, o sus propias páginas web sobre el fenómeno.

Así fui anotando -y alguno más añadí- los que más gracia me hicieron, y que incluso ya degeneraban en lo absurdo:

Señoras que dicen "almóndiga", "cocreta" y "mondarina".
Señoras que dicen "Intenné".
Señoras que hacen ruido al besarte y te dejan pitando un oído.
Señoras que discuten para ver quien está más enferma.
Señoras que dicen "Yo no digo ná…", y luego lo dicen.
Señoras que mojan el pañuelo con su saliva y te limpian la cara.
Señoras que gritan a los extranjeros porque piensan que así les entienden.
Señoras que te van empujando y dicen “los jóvenes no tenéis educación”.
Señoras de pueblo que te preguntan “¿Y tú de quien eres?” porque necesitan desesperadamente saber tu parentesco.
Señoras que bailan juntas pasodobles en fiestas de pueblo.
Señoras que para abanicarse tienen que golpearse las tetas.

Señoras que dicen en las noticias, que su vecino asesino “siempre saludaba”.
Señoras que sacan una silla a la calle “al fresco”, y se montan su propio Sálvame Deluxe.
Señoras que producen un eclipse solar cuando tienden las bragas.
Señoras que creen que las bolas chinas son rosarios.
Señoras que siguen todos los consejos de "Saber vivir" y ahora son Inmortales.
Señoras que no cantan alto en misa por miedo a Ramoncín y la SGAE.
Señoras que se maquillan con la escopeta de Homer Simpson.

Y es que podríamos seguir, porque seguro que a más de uno de vosotros se le ocurre algún tópico, ya sea en forma de “Señoras que” o contando sin más como son. ¿Os atrevéis con alguno?

Jose Antonio Rodríguez Clemente

Campeones del Mundo (30 de julio de 2010)

Cuando eres pequeño una de las primeras cosas que aprendes es a soñar, a estimular la imaginación, donde los juegos desarrollan un papel fundamental. Luego al hacerte mayor, algunos se van quedando por el camino, para dejar paso a otros o porque simplemente al hacerte mayor, te haces consciente de que esos sueños son una utopía.

Yo soy de una generación, que hunde sus raíces en los 80: el PSOE y el cambio, la movida madrileña, el Rock & Ríos, la medalla de plata de baloncesto en los Ángeles 84,… y el mundial del 82 en España con su ínclita mascota Naranjito. En aquella época, para los que nos gusta el deporte, llegar a una final era todo un logro y los éxitos se contaban con los dedos de una mano. El fútbol era el deporte rey, y a veces el único que se difundía, soñábamos con ser campeones, pero éramos conscientes que era poco menos que imposible.

Dicen del Fútbol que es la cosa más importante, de las cosas que no son importantes. Y he aquí que, durante un mes como por arte de magia, ha llegado a ser la más importante por razones deportivas, y sociales.

Empezando por las deportivas, dicen que el Boom del deporte español fue a partir de los juegos olímpicos de Barcelona 92 y la importancia que tuvo el plan ADO en la ayuda al desarrollo de los deportistas españoles. Yo boom como tal lo cifraría hace 11 años, cuando se ganaron los mundiales de Baloncesto y Fútbol en categorías júnior. A partir de ahí, en esta época nos acostumbramos a ganar, en tenis (4 copas davis, wimbledon, roland garros, open de Australia), ciclismo (5 tours 1 Giro y unas cuantas vueltas), baloncesto (mundial y campeonato de Europa), campeonatos del mundo de motociclismo, etc. incluso hasta deportes donde antes no había nadie como la Fórmula 1.

Ha sido una década gloriosa, donde pasamos de rondar la gloria y de vez en cuando tocarla, a abrir las puertas de par en par. De envidiar a los demás, a ser envidiados por todo el mundo.

Pero como en toda película épica faltaba el colofón, el gran final, y este llegó el pasado 11 de Julio. Tantas veces dándonos de bruces contra la realidad en forma de penaltis, de árbitros egipcios, de codazos italianos… quedaban atrás de un plumazo. El sueño se hacía realidad: España era Campeona del Mundo de Fútbol.

Y entonces las razones sociales de porqué fue la cosa más importante, y que ya se venían manifestando a lo largo del campeonato, llegaron a su clímax. La gente en un éxtasis sin igual se lanzó a la calle a celebrarlo, y convertir en normal lo que algunos, especialmente políticos que viven de sembrar el enfrentamiento, habían tratado de impedir.

Porque la gente se lanzó a las calles a expresar lo que sentía, su felicidad y su orgullo por ser españoles, sí españoles, más que a algunos les pese y quieran que se sientan avergonzados por ello, tachando por ejemplo de facha a cualquier español que lleve una bandera de su país. Así pues, como ya durante el campeonato, nunca se vieron tantas banderas de España en este país, camisetas de la selección, etc. Y para colmo y sufrimiento de ellos, el cántico: “Yo soy español, español, español”. Y todo esto en todas las partes de España. Sí, todas. Incluso donde los intolerantes tienen más poder como Bilbao o Barcelona, cosa impensable en otras circunstancias.

Pero lo mejor es que esto no quedaba ahí, basta echar un vistazo a las imágenes de las celebraciones, y para los más miopes a las del barrio madrileño de Lavapies, para darse cuenta que esto no quedaba solo en los nacidos aquí. En la nueva realidad en la que vivimos, parecía trasladarse a toda España aquella frase de un anuncio de Madrid, donde decía “si vienes a Madrid eres de Madrid”. Y así si ya formaban parte de nuestra sociedad a todos los efectos, este no iba a ser menos y tomaban parte de las celebraciones como uno más.

Y aún había más, el éxito deportivo y el cómo se ha conseguido, con un juego lleno de belleza, calidad, fair play, sentimiento de equipo, y otras cualidades, hace que si ya España en el resto del mundo tiene una imagen que podríamos calificar de alegre y simpática, como la puede tener por ejemplo Brasil, con este éxito se ha hecho aún más popular. Y esto literalmente vende. Tanto es así, que hay estudios que demuestran que el PIB de una nación que gana un mundial de fútbol sube de manera significativa tras la consecución de este. Lo cual, y más en la situación en la que estamos, siempre es bienvenido.

Curioso que algo tan simple y muchas veces denostado como el Fútbol, haya hecho más por la unidad de este país que toda esa pléyade de políticos que viven de nosotros. Pero en realidad no es tan sorprendente. Para los que desprecian el valor del deporte, les recomendaría leyesen “El Factor Humano” de John Carlin, donde demuestra el papel que tuvo el rugby y como lo usó Mandela para evitar una guerra civil y unificar a toda una nación.

Gracias por hacernos tan Felices

Jose Antonio Rodríguez Clemente

El mito urbano de la Taza del Water (1 de junio de 2010)

“Sí, sí, levántate y vete a mirarlo”, y tras la lógica carcajada que siguió a mis palabras, ella fue a comprobarlo. La verdad es que tenía bastantes oportunidades de acertar, viviendo en un piso donde son 3 mujeres y 2 niños.

Pero no, no acerté: La tapa del water estaba bajada. Aunque tiene su lógica: La última persona que había utilizado el baño, era uno de los niños (niña en este caso), y ya se sabe que los niños tardan en asimilar los vicios de los mayores.

Uno de los muchos tópicos, jocoso en cierto modo, de la lucha de sexos entre hombres y mujeres, es el de que los hombres se dejan siempre la tapa del water levantada, para ser exactos las 2.

Suele ser un arma arrojadiza, en pos de una supuesta mayor limpieza –que no nos engañemos a veces suele ser cierto- y civismo, por parte de las mujeres frente a sus opuestos, los hombres.

Pero esto, como otras cuestiones, no pasa de ser una leyenda urbana caída en manos del maniqueísmo, para usarla a su voluntad y que oculta la realidad.

Seamos realistas, las mujeres se dejan la tapa del water levantada exactamente igual que los hombres, eso sí, en su descargo hay que reconocer que dejan levantada una tapa de menos,… pues a fin de cuentas no mean de pie.

Alguien podrá decir que yo no conozco a todo el género femenino, lo cual es cierto. Pero también a quien lo dijera, le puedo decir que no conoce a todo el género masculino, lo cual, también es cierto. En mi caso, simplemente me baso en lo que he visto, después de haber vivido en 3 países diferentes, haber convivido con distintas mujeres, o haber trabajado –debido a mi profesión- con más mujeres que hombres en 2 países y culturas diferentes.

En resumen, que no creo que esto, como otra serie de mitos, sea cuestión de si el que lo hace tiene un cromosoma X o Y, sino de la forma de comportarse y de la educación que haya recibido, y de hecho si ponéis un poco de atención y os fijáis, veréis que es cierto.

Jose Antonio Rodríguez Clemente

Fernando Martín (3 de diciembre de 2009)

Dicen que durante nuestra infancia-adolescencia creamos a nuestros ídolos, a nuestros héroes, a los que queremos imitar y parecernos, en lo que hacen y en su forma de ser. Luego podemos conocer a otros mejores que ellos, pero el aura de carisma y misticismo ya se lo hemos otorgado a los primeros, que con los años pasan al estado de leyenda.

Septiembre de 1984, mi madre para que tenga una actividad extraescolar me apunta a baloncesto, el deporte de mi vida, en el polideportivo municipal del barrio de San Blas, apenas a un par de Km. de donde vivía en la calle de Río Nervión, en el Barrio Bilbao de Madrid. Pasados unos meses, se hace un equipo para el cual me eligen, y sobre unas humildes camisetas interiores de Abanderado, tenemos que coser nuestros números de skay en la espalda. Yo no tenía duda, el mío era el 10, porque nací ese día, porque es el número de la perfección, y porque era el número de Fernando Martín.

A las mujeres, a la hora de hablar de un hombre con esa fruición con que lo hacen, se fijan según el gusto en tipos como George Clooney, elegantes, con atractivo, y un toque de maldad. Los hombres cuando nos fijamos en un hombre como icono de masculinidad, desde el punto de vista de ídolo, nos fijábamos en tipos como Fernando Martín. Un tipo duro, honrado, valiente, que no le pierde la cara a la vida, y por supuesto con atractivo, y con uno de los mayores carismas que haya visto en mi vida.

Finales de la liga ACB de 1989, 2º partido. El Barcelona gana la serie al mejor de 5 partidos por 1-0 después de haber ganado el primer partido por 25 puntos de diferencia. El equipo del Real Madrid se encuentra comiendo en el restaurante del hotel, la situación no es muy optimista pues pese a las estrellas que entonces tenía (Petrovic, Rogers, Biriukov, etc.), el líder sin duda era Fernando Martín. Él no podía estar con sus compañeros y se había perdido el primer partido, porque se había tenido que quedar en Madrid por unos terribles dolores en la espalda que le mantenían postrado en la cama. De repente, se abre la puerta del restaurante y aparece él, se hace un silencio sepulcral, y él impasible como siempre dice: “Yo no me he levantado de la cama para perder”. Como si se tratase del héroe de una película, que aparece a última hora para solucionarlo todo. El partido se ganó sin duda. La liga… fue ya otro cantar, aunque recuerdo eso sí con un arbitraje lamentable que expulsó a la mayoría de jugadores del Madrid en el último y definitivo encuentro.

Para todos los que como yo pertenecemos a la generación de los 80, entre los iconos de la década: La movida; el mundial 82 y naranjito; Mazinguer Z; el 1,2,3; la bola de cristal; el coche fantástico, etc. se encuentra también la medalla de plata de baloncesto en los Angeles 84. Eran otros tiempos, donde como dice la canción “España está aplastando a Yugoslavia por 20 puntos arriba”.

Recuerdo el día que murió, yo jugaba en el equipo de Baloncesto de San Fernando, y estábamos en Torrejón de Ardoz jugando un partido contra el equipo local. Al terminar, en la cafetería nos enteramos, nos quedamos helados. Un héroe se nos iba. Durante toda esa semana en el instituto fue el tema de conversación general, increíble y menos por un jugador que no era de fútbol, en una España donde los telediarios sólo hablaban del deporte rey y poco más. Durante esa semana, me dediqué a coleccionar todo aquello que aparecía en la prensa, como una feligresa hace con las estampitas de sus santos favoritos. Quería, que ya que perdía a mi héroe o ídolo, por lo menos perpetuar su leyenda; y aún hoy 20 años después cuando viene a mi mente su imagen, siento lo mismo, ese impacto que produce cuando te encuentras a alguien al que admiras y con ese inmenso carisma que el tenía.

El abrió puertas, fue el primero, como Santana, Ballesteros, o Fernando Alonso en otros deportes. Hoy en día podríamos decir que ha encontrado un sucesor, aunque distinto de forma de ser, pero igual en la grandeza de su carisma: Pau Gasol. Si me apuráis, esta claro que Pau es mucho más grande como jugador, y lo valoraremos en su justa medida cuando se retire y pase a ser leyenda; pero para mi y para los que como yo crecimos en los 80, disfrutando y conociendo un deporte que entonces se hizo un hueco para ser lo que hoy es, solo hay un numero uno y ese es: Fernando Martín.

Jose Antonio Rodríguez Clemente

Dogmatismos de Izquierdas (30 de octubre de 2009)

El otro día estaba viendo un programa de esos “de actualidad”, donde 2 personas exponían sus puntos de vista una pro y otra en contra de la nueva ley del aborto.

Empezó primero la que estaba a favor, derrochando toda una pléyade de argumentos en pos de su punto de vista feminista radical. Después era el turno de la otra persona. A cada 2 frases que esta decía, la primera con una vena a punto de estallar marcada en el cuello interrumpía, tanto es así, que la segunda persona en cuestión haciendo gala de un temple fuera de lo común y en un tono tranquilo, requirió la actuación de la presentadora para que hiciera de moderadora.

Esta segunda, expresaba su opinión como una cuestión de moralidad, y defendía ser igual de mujer que la primera – tratando de modo absurdo de apropiarse de esa cualidad – decía ser. Al mismo tiempo esta primera, no hacía sino faltarla el respeto, y tildaba a todos los que tenían una opinión como esa, distinta a la que ella defendía, de derechosos opresores lacayos de la iglesia.

En el fondo, lo que me indignó no era la opinión de la feminista radical, pues de hecho la mía está más próxima a la suya, sino su manifestación intolerante en las formas. Si la primera hubiera usado sólo el argumento de: “La ley solo da la opción en función de unas circunstancias, no obliga a abortar, eso va en función de cada uno”, habría quedado perfecto, pues los malos modos y su intolerancia sobraban.

Pero es que vivimos en una sociedad de progres de medio pelo, donde exponer una opinión que no es la misma que ellos tienen es ser un fascista, retrógrado, opresor, y toda una lista de adjetivos propios de lo que era la época de Franco, en la cual ellos parecen haberse quedado anclados.

En el caso anterior, lo que me indignó fue la intolerancia en las formas, pero hay muchos otros casos donde lo que se muestra es una intolerancia en las ideas, expresando como verdad absoluta la suya y despreciando a quien no opina como ellos. Ejemplos hay muchos, aquí van unos cuantos:

  • Que para abogar por la igualdad en contra del machismo hay que ser feminista. Esto es tan estúpido, como decir que si uno no es afiliado al PCE es un fascista y un antidemócrata. Varios ejemplos:
    • La ley de violencia de género supuestamente es una ley igualitaria, pero no lo es porque discrimina a un sexo en favor del otro, lo cual es anticonstitucional. Al centrarse en la violencia ya sea física o psicológica de hombre a mujer, y no hablar solo de personas, discrimina y no cubre la violencia de mujer a hombre, o de las parejas de homosexuales y de lesbianas.
    • Si no eres feminista y no abogas por la discriminación positiva (para ellas y negativa para ellos) eres un machista. O sea, si buscas la igualdad eres un machista igualmente. De hecho, está demostrado que es una discriminación pura y dura, porque al aplicarse solo en base a si eres hombre o mujer, no está siguiendo ningún criterio para arreglar una supuesta situación de desigualdad, sino incurriendo en ella pues está haciendo un acto de puro sexismo. Ejemplo: La nueva ley para el cine aprobada por el ministerio de Igualdad, en la cual solo por el hecho de ser mujer te dan hasta un 50 por ciento más de subvención. Pero ya se sabe, que el ministerio de Igualdad, paradójicamente es el que más desigualdad genera.
    • Esto llega a muchos puntos de la sociedad, y lo peor es que se ve normal. Como lo de la cadena de gimnasios Curvas, un gimnasio donde no se puede acceder si eres hombre. O lo de algunos seguros de automóvil, más baratos solamente por ser mujer. ¿Os imagináis si fuera al contrario la que se montaría? Se diría que si machismo, que si retrógrado, etc.
  • La bandera es un símbolo facha. Está bien visto y puedes llevar una bandera de cualquier país, menos si eres español y llevas la del tuyo. Curiosamente esto solo te ocurre si estás en España, porque si estás fuera no solo no está mal visto, sino que muchos de los que lo ven mal aquí no dudan en mostrarla fuera. De locos, y aun peor: No se puede llevar la bandera del pollo pero la de la república si, cuando ambas son igualmente inconstitucionales. De hecho si nos ponemos estrictos, la de la república lo es más que la otra, porque la del pollo lo que es inconstitucional es el símbolo no la bandera en sí.
  • El abucheo que ocurrió cuando sonaba el himno nacional, durante la pasada final de la copa del rey de fútbol entre el Barcelona y el Athletic de Bilbao. No se quien es más tonto de los 2, si el de TVE que puso un montaje con supuestos patriotas, o los que abuchearon el himno. Estos segundos parece que se olvidaron de donde estaban, “Copa del Rey”, por tanto debe estar el rey y sonar el himno español. Si esto no les gusta, lo lógico sería que piten a su equipo por participar en una competición que no están de acuerdo, que no vayan al partido, que se queden sentados al sonar el himno o incluso que se den la vuelta; porque al pitar pasan de no estar de acuerdo a agredir y no respetar o tolerar a los demás.
  • El asesinato de Carlos Palomino: Es lamentable que haya muerto, y el culpable va a cumplir por ello su buena cantidad de años en la cárcel. Pero vayamos más allá. En los carteles de la manifestación que se organizó después de su muerte dice: “antifascista asesinado por un militar”, hay que preguntarse, ¿si hubiera sido un fontanero, habrían puesto en sus carteles “antifascista asesinado por un fontanero”?.Esta claro que no, y que quieren ligar una cosa con otra, y a día de hoy, en el año 2009 eso gracias a Dios está fuera de lugar. Además, tampoco se puede decir que fuera un pacifista, hay que recordar que se dirigía a participar en los incidentes violentos que hubo para reventar una manifestación, legal en este caso, de la gente de ideología de extrema derecha, que aunque no se comparta hay que tener en cuenta que en este país mas que algunos les pese hay libertad de opinión para todos, no solo para algunos. Todo esto por parte de un grupo de mal llamados antifascistas, que más que otra cosa son antisistema, unos fascistas de izquierdas, o en otras palabras estalinistas, que no abogan sino por una imposición de sus ideas igual de violenta que aquellos a los que se oponen, como de hecho ha quedado demostrado hace unos días, cuando unos cuantos de estos se enfrentaron a unos policías de paisano con el grandioso argumento de “¡ey!, ¿tu que miras?”.

En el fondo de todo esto, lo que hay es una intolerancia desde una parte de la izquierda a quien no piensa igual, tachándolo de extremista de derechas por el simple hecho de no tener una opinión como la suya. Y lo más gracioso, tachándoles a ellos de intolerantes.

Quizá yo sea un iluso de esta realidad, y abogue por puntos de vista más actuales que los de esa parte de la izquierda, rancia, que en su imaginería vive anclada en los tiempos más oscuros del franquismo. Y por ello: Pienso en personas, en lugar de discriminar en función de si tiene pilila o no la tiene; busco un punto medio de las cosas como hacían los filósofos griegos, en lugar de un extremo opresor u otro; o me siento orgulloso a la vez que crítico con mi país y lo que él significa, en lugar de acomplejado y odiarlo como algunos pretenden que haga.

Jose Antonio Rodríguez Clemente

Camino de Santiago, un Camino de Vida. (20 de julio de 2009)

Hay experiencias en la vida que marcan. El camino de Santiago es una de ellas. Si te encuentras con alguien que lo haya hecho, siempre te hablará de las penalidades que ha pasado: Las ampollas y otros problemas de los pies, el calor, las distancias mal medidas, las interminables cuestas, etc. Pero ninguno te dirá que se lo haya pasado mal, más bien al contrario, te hablarán de que quieren repetir y… hacerlo completo!!!.

Y es que marca a todos los que, y ahí ya me incluyo yo, lo hemos hecho. Para mí ha habido o he tenido 2 caminos: Uno primero a Santiago, donde la excusa es el camino, y lo importante de verdad es la gente y la gran implicación con ella, tanto que al final sentí como si estuviera en unas colonias o campamento de verano, eran mi familia, y cuando les dejé aquel domingo, les echaba de menos porque ya formaban parte de mí y de mi vida. Curioso lo que pueden dar de si un par de días.

Y un segundo a Finisterre, muy corto si, pero a la vez intenso, y que fue como más puro, y recogido, ideal para encontrarse con uno mismo, pero en el que también encontré a gente increíble, y que también me marcó. Confieso, que en esta segunda parte empecé sin ganas de relacionarme, no tenía ganas de volver a empezar después del camino a Santiago. Pero la vida es como es y aunque no quise, esa gente también me llegó y forman también parte ya de mí.

Gracias a todos, sería injusto decir que están todos, pero sí son todos los que están:

A las chicas de oro: Paula, Maria y Mari Cruz, por su energía y vitalidad, su cariño y “adoptarme” como hijo. Son tantos los detalles… aún recuerdo cuando apenas me habían conocido me estaban buscando por aquel albergue de Astorga para dejarme una comida de puta madre, por la pena que les había dado cuando me habían visto cenar pan con chocolate.
A Helena la enfermera, por su desparpajo con la gente, y ser una mitad de mi compañía. Pena que una lesión la dejase en el camino y no llegase, y descanso de mis torturados oídos al dejar de formar ese estéreo con Mariana de canciones de Joaquín Sabina, con que tan dulcemente me torturaban.
A Mariana la panameña, por ser la otra mitad con Helena y formar con ella el estéreo de Joaquín Sabina, por su desparpajo y morro, por su amistad, y por ser una gran compañera de viaje.
A Peter el estonio, por maravillarme de lo lejos que puede venir la gente para hacer el camino.
A la italiana-alemana, por su amistad sincera y enseñarme que existe el ladino, y todas las peculiaridades de “la Vila”.
A Cristiano el brasileño-madrileño, por su constante alegría y espontaneidad.
Al trío de Alicante: Maria José, Alberto el novio de su hija, y su hija Elena. Por formar ese extraño grupo, con una persona (Maria José) capaz de vender la Cibeles a los Madrileños con su encanto y dulzura, un gran tipo (Alberto) y una novia (Elena) que pese a estar tan buena no se merece un tipo tan legal como su novio.
Al trío de Barcelona, la chica que se parecía a Alanis Morrisette, la otra chica y el chico, porque pese a estar un poco aislados del grupo, demostraron ser buena gente cuando coincidí con ellos, y por su gesto de la lavadora.
A Eduardo y su amigo, los chicos de Toledo, por ser gente tan legal (especialmente Eduardo con el que más hablé) y abierta, capaz de relacionarse con cualquiera y por las timbas de burro que organizaban en los albergues.
A Pedro, el “cuidado no puedo decir nada” o el “altas esferas”, porque pese a ser tan raro, era un tipo legal y majo, y al cual le debemos por ejemplo ahorrarnos unos cuantos kilómetros y dormir en una buena cama en lugar de tirados en una colchoneta en un polideportivo.
A mis chicas de Navarra, las “excuñadas”: Ana y Arminda, y a Jose el de Valencia, por ser tan buena gente, abiertos y amigos en fin que en un solo día ya habíamos congeniado para ir todos juntos sino hubiera sido porque nosotros seguimos a O Cebreiro.
Al catalán de la perilla, por sus cojones para seguir pese a los intensos dolores, ayudado por esas magníficas “chicas de Oro”; por su frase de cariño a ellas de “pero señoras, ¿es que no se pueden estar un rato quietas?”, un gran tipo sin duda.
A Jaime, “el cantautor” de San Sebastián, por regalarnos aquella canción suya con esos coros a lo “Así estoy yo sin ti” de Joaquín Sabina. Por abrirse a contarnos su vida, y ser uno más al contar sus pecados y penas en este magnífico camino de vida que es el Camino de Santiago.
A Laura la italiana, por esa tremenda belleza suya tan propia de su tierra, maravillarme por su dominio del español sin acento extranjero, y su hipismo encantador.
Al otro trío de Alicante, Luis, su rara mujer Maricarmen, y su cuñada. Aunque sólo coincidí con ellos los primeros días, también eran gente maja, abierta, formando parte del grupo como unos más.
A Rubén el brasileño de Sao Paulo, porque pese a que roncaba como un mamut el condenado, me permitió junto con otra gente practicar portugués brasileño, y compartir grandes charlas con él en esos albergues de Dios y al llegar a Santiago de Compostela.
Al padre y su hija, especialmente al primero por pese a llevar una casa a cuestas por mochila y acabar reventado como un mulo, le echaba un par de cojones para acabar cueste lo que cueste la etapa.
Al hombre de 79 años y su amigo el profesor de primaria Wenceslao, por ser un ejemplo junto con las chicas de oro, de que cuando uno es mayor puede ser joven por dentro.
A la parejita de Madrid: Alberto y Bea. Hay personas que pasan por tu vida que son como un cáncer y que te deprimen como si te chupasen la vida, pues todo lo contrario como si un halo de paz y energía tuvieran, eran ellos. Forman tan buena pareja, que como me dijo días después Vania la portuguesa: “Se podía dibujar el amor alrededor de ellos”. Gracias por su amistad tremenda, por ser tan buenísima gente, y enseñarme lo que es el amor de verdad.


Y a la gente del epílogo, el camino de Santiago a Finisterre:
A Esteban el catalán, por ser tan pendenciero, en el buen sentido, vivir el camino tan intensamente y ser tan buena gente.
A la cantante de opera Estadounidense, por sus experiencias del camino portugués y de otra manera de ver el camino.
A la pareja y su hijo de holandeses, por ser gente tan maja y siempre dispuesta a hablar contigo y ayudarte.
A David el soriano, por ser un tío tan sociable, y dispuesto a compartir todo lo que tenía en aquel colegio abandonado en que nos tocó dormir.
A Alex y sus 3 amigos Madrileños, por darme de comer, y encontrarme tan a gusto con ellos.
A Vania la portuguesa, por sus tremendas ganas y hambre de vivir, viajar, y experiencias… con sólo 21 años!!!, y por regalarme su frase definitoria de la parejita de Madrid.
Al Sevillano, por su coraje de vivir, las experiencias de su hilo en el foro que colgó para hacer el Camino de Santiago, y aquel momento mágico de cuando se arrancó con la guitarra de aquel italiano a las puertas de donde se daba la Compostela. Si hubiera puesto un gorro con monedas para que echara la gente, se habría forrado.
Al Mexicano, por sus experiencias, compartir estos momentos, y formar parte del último cuarteto antes de despedirnos para volver a la vida “normal”.

A todos ellos, gracias por los momentos compartidos, y ¡¡¡Buen Camino!!!
Jose “el madrileño”

Con los pies en la Tierra (11 de marzo de 2009)

En la vida, cuando abres demasiado la boca acaban partiéndotela. Lo mejor que puedes hacer es ir paso a paso, con organización pero sin obsesionarte, trabajando día a día. Por muy bueno que te creas, siempre hay alguien mejor, por lo que si no trabajas no conseguirás tu objetivo.
 
Anoche estaba viendo un partido, mi querido Madrid se enfrentaba a mi también querido Liverpool. Es curioso, el primer partido que recuerdo en mi vida fue entre estos 2 equipos, quien me iba a decir a mí que mi vida iba a acabar ligada a ambas ciudades. Curiosidades del destino.
 
Hace un par de semanas el presidente, interino para más inri, del Madrid, decía que iban a “chorrear” al Liverpool. Vamos que le iban a pasar por encima. Se atrevía a decirlo él, que proviene de una presidencia llena de pijos engominados, que son tan ratas que no se gastan un duro en cortarse bien el pelo, pero que se llevan una pasta gansa por no hacer nada sino gala de sus incompetencias (recordad aquel pucherazo de la asamblea, o el casi millón de euros con que “indemnizaron”al jefe de peñas al que culparon).
 
Así mientras estos años, el Liverpool ha ido trabajando con su entrenador, día a día poco a poco; el Madrid se ha movido a empujones, con 5 presidentes y 7 entrenadores. Y claro, cuando uno trabaja, tarde o temprano los resultados acaban apareciendo. Y cuando no lo hace, también, aunque estos sean malos.
 
Le cayeron 4 como 4 soles, como pudieron caerle 8 sin exagerar un pelo. Y le dieron una gran lección de humildad. Y de trabajo.
 
Yo ya hace tiempo aprendí esa lección del obrar callado, y he tratado en la medida de lo posible de ponerla en práctica. Alguna gente se ha cabreado siempre conmigo porque, cuando llegaban los exámenes nunca decía que me había salido muy bien, aunque así fuera. Y es que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Solo trabajar, con organización y con esfuerzo, pero poco a poco, en silencio. Luego los resultados ya llegarán.
 
Al menos me alegro porque uno de mis 2 equipos, el de mi otra ciudad, dio una gran lección de fútbol, de humildad y de trabajo.
 
Jose Antonio Rodríguez Clemente

La Demonización de las Putas (16 de enero de 2009)

“Y ¿Qué vamos a hacer cuando los hombres no nos miren?” se preguntaba a sí misma una mujer en un reportaje del programa Documentos TV. “Pagar”, respondía. El reportaje en cuestión hablaba del sexo de pago en las mujeres. Y es que, la culminación del proceso de igualdad entre hombres y mujeres en nuestra sociedad, ha traído consigo que actitudes que hasta ahora estaban circunscritas al ámbito masculino, se vean ahora también en el femenino.
 
Una noche estaba en la pista de una discoteca hablando con un amigo, al mirar a mi alrededor, veo al final de una escalera que subía a una chica que, coqueteando me hace un gesto y me invita a subir. Como yo pasaba, le devolví el gesto al contrario, que ella bajara a la pista. Ella volvió a hacer el gesto de subir, y yo el de bajar, y así nos tiramos jugando un rato. Unos minutos después, mi amigo con el que continué hablando, me llamó la atención sobre que la chica en cuestión y otra amiga se habían puesto a nuestro lado. Empezamos a hablar y me dijo: “¿Tú no eres de Madrid, verdad?”. Vamos que el nacer, criarme y vivir la mayor parte de mi vida en Madrizzzz no me ha servido de nada. Y todo porque, ante sus gestos, yo no había ido donde ella estaba.
 
Estas 2 historias, que en principio parece que no tienen nada que ver, tienen un punto en común: Que ante la falta de conseguir que le den lo que desean (y nunca mejor dicho), acaban pasando a la acción para conseguirlo.
 
Yo nunca he pagado por sexo, va en contra de mis principios. Ante esa idea, siempre ha salido la misma respuesta “¿Pagar yo? ¿Me pagan ellas a mí cuando lo hacen? No, pues entonces”.
 
Pero que yo no lo haga, no quiere decir que no respete a los que tomen esa opción. Los que demonizan a los que usan los servicios de prostitutas, suelen acusarles de fomentar la esclavitud humana, y el tráfico de mujeres que aparece en muchos casos. Son cosas relacionadas, pero no es lo mismo.
 
En el reportaje venía a decir que, en el sexo de pago, mientras las mujeres buscaban más la intimidad y comunicación (producto de que la parte más carnal por defecto siempre la han conseguido más fácilmente), los hombres van más al sexo puro y duro (producto de tener más llena la otra parte, pues las amistades en los hombres suelen ser más sinceras). Al fin y al cabo, tanto hombres como mujeres buscamos llegar al mismo objetivo, pero por distintos caminos. Así que, ¿Quién soy yo para juzgar a otro porque elige un camino distinto al mío?
 
Jose Antonio Rodríguez Clemente

La Ley de los Tres Estados (2 de diciembre de 2008)

A lo largo de la vida de uno, se da cuenta que hay leyes no escritas matemáticamente pero que son producto de la experiencia y que también son igualmente válidas. Así hay leyes como por ejemplo la famosa ley de Murphy, o las que tenemos cada uno producto de nuestra propia experiencia directa, o indirecta a través de la observación.
 
Una de estas leyes empíricas es La Ley de los Tres Estados. No es una verdad absoluta, ni siquiera los tiempos son exactos, pero se cumple con demasiada frecuencia. Fue producto de la observación de la cantidad de veces que se repetía, que me puse a pensar en ella como hipótesis primero, y como una ley después una noche que se la enuncié a mi amigo Manzano.
 
La ley habla de los 3 estados sucesivos por los que pasa una mujer cuando se rompe la relación con su pareja, y que son los siguientes:
 
  1. Un día para llorarte. Es eso un día, una tarde o un momento donde llora, se desahoga sola o en compañía de sus amigas, que para eso sí hacen piña. Ahí, una vez constatada la ruptura y como ha sido, sale a relucir todo lo bueno y lo que te echa de menos primero, y acaba con lo malo después. Lo importante es llegar a la conclusión de “si es que no te convenía”, “si tu te mereces a alguien mejor”, etc. Es una descarga, una suelta de lastre para poder pasar a la siguiente fase.
  2. Dos semanas para olvidarte. Después de la descarga viene el vacío, el desengancharse de la adicción que una relación amorosa genera, y volver a una vida gris del día tras día. En principio no se tienen ganas de salir, ni de vida social, pero poco a poco se vuelve a ello. Es ese tiempo también lo que tarda la libido en empezar a subir. Pasado ese tiempo ya se está de nuevo en el mercado, y llegando ya a la semana 3 se empiezan los nuevos movimientos, nada radical –a no ser que haya alcohol de por medio- y donde si hay alguna opción cercana que interese se le lanzan los primeros globos sonda, eso sí de una forma lo más indirecta posible. Así por ejemplo, se prefiere el sms a la llamada, o el E-mail al Messenger. Que “¿que tal te va?,… que si podíamos quedar”, etc. La clave es dejar al otro un mensaje lo suficientemente sugerente como para captar su atención, pero lo suficientemente poco claro como para tener una salida con aquello de “si yo no quería nada”, si al final no acaba de convencerla. Porque a fin de cuentas, oficialmente se esta muy bien sola y no se quiere complicar una la vida… pero al fin y al cabo, se es un ser humano, y la libido o la tendencia natural a buscar pareja, te lleva.
  3. Seis meses para estar con el hombre de su vida. Es el tiempo que pasa (recordar siempre que es aproximado), desde la ruptura inicial hasta que ya estando con otro se piensa que sí, que “este es el hombre de mi vida, el definitivo” como le dice a sus amigas. El hombre de su vida…hasta que encuentre al siguiente. Hasta que se rompa con este porque se encuentra a otro, o porque este no es perfecto sino alguien que no se merece, y se vuelve al inicio del ciclo hasta encontrar al siguiente.
 
Como digo es una ley empírica, y carece de formulas matemáticas o de silogismos filosóficos, de hecho ni siquiera pretendo que se tome en serio, pero… curiosamente se cumple, y ya he conocido bastantes casos. Y aunque alguno de vosotros me podáis discutir los tiempos, como dije éstos son relativos aunque también los más comunes.
 
Jose Antonio Rodríguez Clemente

Con un canalla como Yo y un pasaporte al Congo, ¿Quién no iría?. (19 de septiembre de 2008)

“Si es que eres un tío calienta” decía mi amigo, y yo me reía. Pero era cierto, ahí me teníais en medio de copas, risas y confidencias de amigos, relatando mi última aventura-desventura.
 
Y la verdad es que estuvo bien, por una vez me sentía como una tía (quizá haya habido alguna más, pero no es cuestión de tirar de hemeroteca). Yo quieto, simplemente siendo yo y disfrutando de un poder… de atracción que no viene de serie en un chico y menos en Madrid.
 
La situación fue de manual: Risas, charla, buen rollo, y yo que noto algo, pero no… no puede ser. La chica, es una chica cañón: Guapa, atractiva, con curvas, por fuera; y por dentro inteligente, atractiva, femenina, y activa. Pero yo sólo me limito a ser yo, no voy especialmente arreglado ni cuido las formas o los pasos. A fin de cuentas no voy de caza, no tengo porqué; estoy tranquilito, en paz conmigo mismo y no busco nada. Estoy ahí charlando sin más, sin segundas intenciones, exactamente igual a como podría estar charlando con mi amigo Jose… y os puedo asegurar que mi amigo Jose no me pone.
 
Mesas y sillas de taburete, pero ella después de ceder a mi invitación a sentarse y mantener las distancias, se incorpora. Seguimos hablando, se acerca y acorta las distancias, y me siento… “violento”. No estoy preparado para esto, la naturaleza animal me ha enseñado a que cuando una chica está a menos de 5 cm de mi cara, girar la mia y darla un bocado como a una presa, y no digamos si está tan tremenda. Una S en movimiento, ¿y yo digo que no?, ¿Qué fuerza sobrehumana me retiene a mi instinto animal?.
 
Se lanza a mi cuello, con esa frase de “al final me he tenido que lanzar yo”. Y aquí viene mi no, pero auxiliado además por el camarero -cual ayuda en Pressing Catch- al indicar “perdón, pero vamos a cerrar”. Y yo “ufff, gracias Dios por quitar al diablo de mi”
 
Me sirve de excusa para salir de la situación, y no tener que ser más seco. Después de ese día hubo un par de intentos más por quedar, pero elegantemente los evité. Puede que crea que debo decir que no a la tentación, pero mejor evitarla para no tener que decirlo. Luego el tiempo y la distancia hacen que la cosa se enfríe y pase página.
 
Pero aquí vienen mis dudas, ¿he hecho bien, o simplemente soy un pringao? ¿Habrá merecido la pena resistirme al diablo y a todos sus encantos? No se, en el próximo capitulo os lo contaré.
 
En fin, nadie dijo que en la vida la cosa fuese fácil para los chicos, pero como decía aquel “Es mi vida, no quiero cambiar, los chicos no lloran tienen que pelear”.
 
Jose Antonio Rodríguez Clemente

El Blues del Locum. Memorias de un pasado reciente. (1 de junio de 2008)

A veces nos da por proyectar cosas. Vemos un héroe en una película de ficción y sentimos que somos él por la hora y media-dos horas que dura la película en cuestión. Esto se traslada a las canciones, a veces incluso pensamos que están inspiradas en nuestra propia vida. Y sino, como es este caso, las adaptamos a nuestra historia para que cuadren.
 
A ver que os parece:
 
Cada día despierto
en la misma habitación,
donde doy con mis huesos
cuando está naciendo el sol.
Dormimos poco y mal
quemando la salud
para llegar al quinto infierno
donde pensaré de nuevo
¿qué estarás haciendo tú?
 
Cada día un sitio nuevo,
un chequeo, una atención,
que controlo sabiendo
que es mi vida lo que doy.
No hay trampa ni cartón
soy como veis que soy,
sé más por perro que por viejo,
pero empiezo a echar de menos
un minuto entre tú y yo…
 
CORO:
Vivo en la carretera
atento de un autobús
vivo en la carretera
aparcado en un blues
vivo en la carretera
siempre miro hacia el sur
vivo en la carretera
el Blues del Locum…
 
Si pudiéramos parar un minuto más
necesito telefonear
Si pudiéramos dormir unas horas más
antes de empezar a chequear.
 
Siento que el equipo aquel nunca curra igual
¿Qué misterio habrá?
Si podemos conectar lo demás
se puede olvidar…
 
CORO:
Vivo en la carretera
atento de un autobús
vivo en la carretera
aparcado en un blues
vivo en la carretera
siempre miro hacia el sur
vivo en la carretera
el Blues del Locum…
 
Jose Antonio Rodríguez Clemente

Estamos locos, …o ¿qué? (1 de junio de 2008)

Ayer tenía un cumpleaños. Para no llegar como mi mal fario siempre indica, o sea tarde; me fui con tiempo para pasarme a comprar un libro para mí, y un regalo más o menos en condiciones, antes de ir al comentado cumpleaños. Acabé estas 2 tareas pronto, tanto que decidí que la mejor opción era mover el coche del parking de donde lo tenía para ir a otro más cercano a donde se celebraba el cumple.
 
En mi lucha por llegar en esa marea de coches, tuve que al final buscar un parking, y busca que te busca cada vez me fui más lejos, hasta que al final viniendo del parking de la plaza de las descalzas –completo, como no-, tome la calle arenal y ¡bum! metí el coche en un agujero típico para árboles, sin señalizar y mal puesto de la calle Arenal, y me reventé una rueda de mi coche.
 
Mientras la trataba de cambiar, y solventaba algún que otro problemilla imprevisto (no tenia presión suficiente la rueda de “bicicleta” de repuesto) pude comprobar que hay gente pa tó: Desde el hijo de puta que se ríe, el friki de turno, hasta la gente maja que sin conocerte ni dudar un instante trata de ayudarte, ya sea con la rueda o para hacer fotos y mandártelas por mail para denunciarlo por no estar señalizado.
 
Y heme aquí, que teniendo que levantarme temprano al día siguiente, no habiendo encontrado parking, y yendo con una rueda de repuesto de no más de 80km/h, decidí irme. Entonces debe ser que Dios se acordó de mí, abrió el cielo y me echó una mano. Y voilá, poco después e iniciando el camino a casa vi un parking… libre.
 
Así que cambié de plan, decidí aparcar el coche, y pasarme por el cumpleaños, al menos para darle mi regalo y estar un ratito. Un ratito, …que se alargó y aunque no bebí nada (de alcohol se entiende) llegué con mi coche de pedales a casa a las 5:30, teniendo que levantarme a las 6:45.
 
Y es que, este domingo 1 de Junio, tenía una carrera, de esas que se denominan populares.
 
Claro, al levantarme e ir al punto de unión al resto del grupo, mi cabeza y cuerpo me decían: ¿Quién me manda levantarme a esta hora?, si ni siquiera las calles están puestas. Ya con ellos, cuando llegábamos al sitio de la carrera (10 Km. por el centro de Madrid), nos dimos cuenta de que no, que no somos los únicos, que como se puede ver últimamente por parques y jardines por doquier, una pasión se adueñado de la gente: La pasión por correr, por ese momento de libertad, de participar en eventos de este tipo, compartirlos con otra gente -desconocidos en general-, por mejorar tus marcas, y por progresar en algo tan sencillo… como correr.
 
Así que ahí me planté con el resto de la gente, y ni corto ni perezoso una vez se dió el pistoletazo de salida, todo el cansancio y molestia se me olvidó a golpe de zapatilla. Hasta el éxtasis final, de llegar a la meta, y una vez allí mientras las endorfinas segregadas recompensaban mi esfuerzo, ya era tiempo de recoger los regalos que en estos saraos dan, de compartir las experiencias con el resto del grupo, o de ver a Martín Fiz (campeón del Mundo y de Europa de maratón) quedar subcampeón del evento.
 
Y es ahí, cuando de nuevo piensas que todo ha merecido la pena, y que cuando y donde es la próxima.
 
Ahh? Por cierto, ¿el tiempo en la carrera? 45’ 44”
 
Jose Antonio Rodríguez Clemente

Cuando una Estrella alumbra tu camino (24 de marzo de 2008)

Todos hemos vivido a lo largo de nuestra vida lo maravilloso que es estar enamorado, sobre todo al principio, en ese momento en que todo es nuevo y reluciente, y en el que dices “estoy servido” al reparto de cartas que en tu vida hace la suerte.
 
Ves pasar a las demás mujeres -aquellas por las que antes girabas tu cuello al pasar- como si de jarrones fuesen, y mientras los demás tíos babean por sus encantos piensas “sí, están bien, pero yo tengo a alguien mejor”. Y te das cuenta lo afortunado que eres,  disfrutas sólo con mirarla y ver su sonrisa; porque cada cita es un acontecimiento, y se hace siempre tan corta, y vuelves siempre a casa saboreando los momentos vividos, sintiéndote especial, porque ella simplemente es… especial.
 
Es un sentimiento, y a veces pasa y desaparece como si de una aspirina efervescente se tratase, las relaciones y las personas cambian, pero los momentos mágicos como estos se recuerdan toda la vida.
 
Por ello, si alguna vez tienes la oportunidad de vivir un momento así, lo mejor es vivirlo con toda la intensidad del mundo, porque sólo se vive una vez, y este mundo -que a veces es una mierda porque en si lo es y porque nosotros nos empeñamos en hacerlo un poco más- a veces tiene este tipo de oasis, y merece la pena vivirlo al máximo y, si es posible, tratar de hacer que dure… para siempre.
 
Jose Antonio Rodríguez Clemente

Amar es Combatir (27 de septiembre de 2007)

Amar es combatir. En esta guerra, es el corazón lo que uno se juega, y en ella, intriga pasión o celos forman parte del mismo lote. Así uno se juega la parte más intima de uno mismo, para perder la mayoría de las veces y ganar las menos. Pero sabemos que si alguna vez ganamos, habrá merecido la pena luchar, y por eso seguimos ahí intentándolo una y otra vez.
 
Siempre he admirado a la gente que sabe sublimar sus sentimientos, de hecho durante años yo fui uno de ellos, haces como si el sentir no existiera y lo tratas de tener controlado, aséptico, para que no te afecte, para que no te moleste. No quieres que algo que no está bajo tu control pueda afectarte tanto a tu vida, y haces que simplemente no exista.
 
En mi caso tengo un defecto: Soy una persona pasional. Y eso, cuando te puede llevar a darte la hostia, hace que por protección te dirijas a lo contrario: A ser totalmente racional, a analizarlo todo para tenerlo bajo control. Y esto en el mundo de los sentimientos es imposible. Ya venía a decirlo Osho respecto a los celos, pero puede extenderse al resto de sentimientos relacionados con el amor, que al fijarnos en las repercusiones que tenga en el mañana lo que hacemos hoy para así no perder a quien amamos, no nos fijamos en lo que deberíamos: En el presente, y en amar cada día como si fuese único, que sería lo que realmente deberíamos hacer para ganar a la persona que queremos y no perderla.
 
De hecho una de las pseudodefiniciones de amar, dice que amar es dar sin esperar nada a cambio. Yo creo que no, que no sólo es eso, al menos a la hora de amar en pareja, que lo que necesitas es dar y recibir. Recibir cariño, porque con ello fundamentas la relación, porque sinceramente por mucho que queramos a una persona, si no recibimos su cariño acabaremos por perder interés en ella. Y puede que lo encontremos en otra, en otra que nos de ese cariño.
 
Porque no nos engañemos, lo que buscamos todos es la felicidad si, pero entendida como esa paz interior, estabilidad o seguridad. Por eso necesitamos ese cariño, y cuando no lo tenemos a la larga esa persona nos transmite inseguridad, y perdemos el interés en ella. De hecho, siempre en una relación a la larga buscamos unas metas, para tratar de definirla, afianzarla y saber el terreno por el que pisamos (un ejemplo en una relación clásica sería el momento de meterse en un piso).
 
Así también es normal que cuando alguien se acostumbra a estar y vivir solo, no queremos a nadie, porque creamos un microcosmos de estabilidad, de nuestras cosas, pequeñas rutinas y placeres, que no queremos a nadie que pueda interferir en él alterándolo, no pudiendo hacer lo que nos plazca. Y lo que puede ser peor, tenemos que contar con esa persona para lo que hagamos y darla explicaciones. Y por eso nos cuesta tanto abrir esa puerta a una nueva persona.
 
Jose Antonio Rodríguez Clemente

Tres Lecciones sobre las Mujeres (10 de septiembre de 2007)

El último sábado de Agosto estuve en las fiestas de Alcalá de Henares, fue uno de esos días que sales con la idea de estar un poco y acabas volviendo a las tantas habiéndolo pasado fenomenal, por la gente, el ambiente, y porque no tenías pretensiones para esa noche. Pero es que además, ese sábado dejó 3 perlas en forma de lecciones sobre las mujeres que os comento a continuación.
 
1)      La primera sucedió al inicio de la noche. El grupo femenino estaba revolucionado porque iba a venir un hombre que las tenía locas y que querían se liase con una de sus amigas. Mi amigo Manza y yo, estábamos impacientes porque llegase para ver que es lo que tenía y aprender de él, que siempre viene bien. Y el hombre llegó, se trataba de un hombre de unos 18 años (10 menos que ellas), aproximadamente 1.85 m de altura, tan delgado que era igual de ancho que de profundo, con pelo largo lacio y barba de 2 meses, lo que unido a su vestimenta le conferían una imagen sencillamente de guarro. Entonces pensé que sería su forma de ser lo que las atraía, pero nada, en toda la noche no habló apenas, y cuando lo hizo tampoco fue especialmente divertido o con carisma. Era eso, un chico de 18 años, tímido, que estaba en una fiesta con gente mayor. Así que pregunte que era lo que las atraía, y la respuesta fue que era “argentino”, y al amparo de ello, el ser guarro se convertía en ser salvaje, y la edad se obviaba a pesar de que les gustaban los hombres mayores. Y es que como llegaron a reconocerme, en el mundo de las tías no es lo mismo decir que te has liado con un tío guapo, interesante etc. que decir que te has liado con un argentino, es como que le confiere un caché especial a la historia. Y luego los superficiales somos los hombres.
 
2)      Después, a lo largo de la noche hubo un momento tenso, de una chica hacia un amigo suyo. La chica explotó y soltó toda su rabia contenida hacia los hombres. Decía que ¿Por qué tenia que agachar la cabeza o cortarse al pasar al lado de una obra por temor a lo que le dijeran?, que ¿porqué no podía soltarse a la hora de bailar por temor a que algún baboso fuera a darle la plasta?, o que ¿Por qué tenía que cortarse a la hora de vestir algo por temor a que pensaran que ella era algo que no era?. Tiene toda la razón del mundo, aunque tampoco es cuestión de echar toda la culpa a los hombres. Recuerdo en Inglaterra haber hablado entre tíos de cómo visten algunas inglesas y lo atractivas que se ponen, y llegar a la conclusión de que en España no podrían hacerlo no por los  tíos sino por las tías, porque les agregarían el elegante adjetivo de “puta” o “guarrilla”. Pero en fin, volviendo a la chica, como argumento estrella dijo que si ella durmiera con ese amigo sin ninguna pretensión pero en un momento de la noche ella se le echara encima seguro que el otro iba a acabar queriendo follar con ella. O sea, los dos son amigos, no hay intenciones mas allá, es ella la que ataca, lo consigue y se queja del comportamiento del otro. ¿Alguien lo entiende?.
 
3)      Después de esta conversación, la gente se fue, mi amigo y su novia se fueron a dormir, y nos quedamos una chica y yo hablando de la conversación anterior, cada uno tumbado en su sofá y recibiendo el sueño que llegaba. En un momento de la conversación, ella para explicar su argumento me comentó que ¿Qué pensaría yo si ella se me echara encima? Yo le respondí que no tendría porque pasar lo que la otra había dicho, pero también pensé ¿me está tirando los tejos?. Al poco tiempo la gente que se había ido volvió, y buscando la distribución para dormir, decidí irme a la cama de la habitación que me había ofrecido la novia de mi amigo. En mi camino, me topé con la chica del salón. Se me lanzó, pero lo transformé elegantemente en un beso en la mejilla y un abrazo. Definitivamente me estaba tirando los tejos, y yo tenía claro que no quería nada. Me comentó que los que quedaban en el salón estaban hablando de nosotros (como si hubiera algo de que hablar), y de cómo distribuirnos para dormir. Así que buscando la tangente, le hablé de la habitación de matrimonio que quedaba, para que se fuera con alguien del salón. Así que me tumbé en mi cama y al poco volvió a aparecer, esta vez me habló de que no iba a pasar nada esa noche “porque estaba esa gente” y me fue a dar un beso como amigos, por lo que según se acercó le mostré mi mejilla, como amigos, pero ella iba a los labios, y le pregunté que si  no quería un beso de amigo, a lo que me respondió que no quería un beso de amigos sino uno de verdad. Lo intentó una primera vez y giré la cara, lo intentó una segunda, y lo mismo, y entonces ella me preguntó el porqué. La verdad es que podría haber sido la mismísima Giselle Bundchen que no me habría liado con ella por algo tan sencillo como la respuesta que le di: “Mi cabeza no está en este sitio”. Y era verdad, estaba en otro, o para ser más exactos con otra. Y es que tener a una persona en la cabeza es lo que tiene, te da igual quien se ponga a tiro que no te interesa. Viéndolo luego con tiempo, primero me sentí mal por no habérselo dicho más elegantemente, para no herirla pues era una tía maja, pero luego repasé la noche y cierto es que estuve a gusto con ella, como con los demás, y que a lo más que llegué fue a poner mi brazo sobre su hombro. De hecho lo hago mucho con mis amigos, lo cual siguiendo su razonamiento me lleva a preguntarme ¿pensarán ellos que soy homosexual por ello?. No creo, pero hay que reconocer que las mujeres lo tienen tan fácil, que a veces dan por hecho cosas que no son.
 
Como moraleja uno saca: Que las mujeres no son más profundas que los hombres, que para ellas no todo es positivo en el inmenso poder que tienen sino que también sufren sus efectos secundarios, y que siguiendo con lo anterior, tienen tanto poder que dan por sentado que todo el mundo va a sucumbir a sus encantos. Y Tú, ¿que opinas?.
 
Jose Antonio Rodríguez Clemente